Te me quedas mirando. Claro, para ti no es más que una provocación más, no es si no un coqueteo. Pues, ¿que pasa si te digo que quiero más? Al menos, un poco más que esas imágenes quebradisas en mi recuerdo. Más que un pestañeo rápido y una sonrisa provocadora. Pero... ¿qué puedo hacer? Al menos sé que me tienes, porque me he entregado y aunque hubiese preferido que las cosas fueran diferentes, esto es así y ya.
No sé que digo ni que hago, sólo que no puedo esperar más a nuestro encuentro. Solo deseo que te acerques una última vez, me sonrías como siempre lo has hecho y me cantes al oído, como siempre lo desee, me hagas sentir viva y darme aquello que siempre quise, hacerte sentir vivo como nunca antes, como ninguna otra persona pudo, provocarte como tu lo haces conmigo y darte ese cosquilleo por la espalda que me hace temblar y me para los pelos. Quiero que me descubras como algo más de lo que parezco ser, o quizás soy. Quiero ser una persona junto a ti, que me veas así, no como alguien más, si no, como yo, quiero que me veas a MI.
Tócame con tus manos el rostro y sabrás que mis latidos se escapan por mi boca, bésame y atrápalos, porque ahora mi corazón es tuyo, trágalo y que se fundan el el calor que intenté evitar. Ahora es mi turno, déjame provocarte un brillo único en tus ojos, esos que solo reflejan ternura y amor, ese amor que quiero para mi tan egoistamente, déjame hacerte sentir que puedes vivir de lo que te doy, déjame hacerte feliz y ser tú, para que seamos solo Tú y Yo, una vez más, en nuestra fantasía.
No, no me despiertes, que quiero seguir soñando con que mi aliento se une con el tuyo y se transforma en mi alma.
Pero, como siempre, debes irte, el show ha terminado, los aplausos dan el final y volvemos a la realidad.
Tranquilo, que tu boca volverá a ser mía.
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