A veces, es necesario el insomnio.

Es de esas noches de insomnio que se transforman en mañanas.
De esas en las que, a pesar de no tener tiempo para hacer nada, puedes detenerlo todo y solo disfrutar de la noche.
Sentir el aire frío en las mejillas, el cuerpo tiritando para proporcionarse calor, la necesidad inmediata de un café, el dolor de tu cuerpo dado el cansancio, pero lo gratificantes es cuando sales en la mañana, respiras, y te das cuenta que por fin, has tenido tiempo para hacer lo que tanto quisiste.
No más dormir, porque lo has sacrificado por otras cosas. Quizá no sea lo prioritario, como estudiar o qué se yo... si no, volver. Volver a si mismo siempre es prioridad.
Estos días han sido extenuantes, trabajo desde temprano en la tarde, estudios en la mañana, cero vida social y cero descanso, pero sobre todo, cero tiempo para mí.

Me perdí en lo que siempre veía lejano. Creía imposible que entrara al "mundo laboral" y cayera en el ritmo del sistema. Caí y ahora salgo, de a poco. Me perdí, sentía que ya no estaba más que sobreviviendo por inercia, ahora tendré más tiempo, aunque no lo suficiente, nunca es suficiente...


Lo importante, es que estoy, aquí, yo.