Date cuenta.

El viento roza mis mejillas y hace caer una lágrima hasta mis labios, esos que deseosos te buscan, entre la oscuridad, la confusión de la masa, entre la gente, el mundo que nos divide, pero tú como siempre, no te das cuenta. Me miras, me tomas entre tus brazos y yo, me pierdo, me pierdo entre tus cabellos y en la profundidad de tus ojos, y tú, sigues sin darte cuenta. ¿A dónde se supone que llegará todo esto? Si me acerco a ti, te miro fijo y me dejo llevar por la ilusión de mi fantasía, y tú, todavía no te das cuenta. Me deshago en excusas para no dejarte ir, una palabra más, tan solo un gesto, y yo seré feliz, mi sonrisa será eterna y no se borrará jamás de mis labios, pero tú aún así, no te das cuenta. Tu presencia me perturba, tu olor me enloquece, tu piel me escandaliza, tu cuerpo me ruboriza, pero tú… ni siquiera te das cuenta. Tu voz revoluciona mis latidos de mi corazón, que se transforman en un estruendo sin fin, tus manos rozando mi piel, tus gestos son insoportablemente irresistibles ¿A caso jamás te darás cuenta?
Estamos solos, te tomo de la mano, te tomo la cara suavemente, la acerco a la mía, puedo sentir como se aceleran mis latidos, tu olor es cada vez más fuerte y delicioso, cierro los ojos, y siento como tus perfectos labios se unen con los míos (¿voy demasiado rápido?), subo hasta el cielo y no tengo intenciones de bajar de aquí, nos separamos y tú, no me hagas decir nada más, por favor, dime que te diste cuenta, y ahora ¿qué? ¿Qué será de nosotros? Solo te pido que no me hagas hablar, estoy extasiada, en las nubes, no quiero volver a tierra, no me hagas caer, déjame volar, déjalo todo así, total, al fin te diste cuenta ¿o no?